Eire
Ya aterrizando tuve la impresión de haber encontrado lo que busqué durante años. A la primera vista de un paisaje completamente verde entendí que, aún habiendo nacido a más de mil kilómetros, ésa era mi tierra.
No obstante, siendo español es fácil comprender Irlanda, a su gente. No sé si decir que es una cultura muy parecida a la Española o simplemente alegar la veracidad de sus cuentos de hadas. No es de extrañar, con ese paisaje color verde intenso que se extiende hasta donde alcanza la vista que alguien creyera en duendes, pero es después de entrar en un pueblo irlandés, con sus casas de colores, sus tiendas abarrotadas de dulces y chocolates, su gusto por la cerveza y los alegres bailes que cualquier noche se pueden disfrutar en los pubs... Sólo después de experimentar la amabilidad y solicitud de los vecinos Irlandeses, que no te cabe la menor duda: Los Leprechaun existen, y están bien a la vista.
Y aunque eso fuera suficiente para hacer de la visita una experiencia inolvidable, ésto sólo es el principio, una primera impresión de lo que este pequeño pais ofrece a sus visitantes.
Como digo, nada más mirar por la ventana del avión, sentí un agradecimiento inmenso de estar ahí.
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