Malentendido
Y, fíjate, pensaba que no te quería.
Al darme cuenta de que se puede estar sin ti, creí que me había librado de esta
carga que llevo arrastrando los dos últimos años. Resulta, me dije, que todo
ese amor que tenía dentro no era más que costumbre y ahora estoy mucho mejor,
divirtiéndome y siendo libre.
Por un breve momento toda esa pena de inseguridades y soledad que suele
venir acompañada de una ruptura se desvanecieron y volví a ser (o fui por
primera vez, no lo tengo claro) una mujer como esas que están hechas de hierro
que salen en los programas a imitar. Me dejé llevar por la sensación de poder,
y curiosamente fuiste mio de nuevo. De repente todo era romance y risas, paseos
y abrazos. Me mirabas como si te hubieras dado cuenta de que sin mi la vida es
mucho peor y conmigo mucho más bella. Como si yo fuera más bella. Como si tú
fueras mucho peor.
Ah, me confié. Pobre de mi, que muy al contrario de lo que hubiera asegurado,
no estoy hecha de hierro y al siguiente pestañeo las tornas habían virado y
volvíamos a cambiar puestos en esta carrera absurda del amor. Me confié y volví a sentirme llena y entera
sólo cuando tú me mirabas, feliz sólo cuando me llamabas y mujer sólo cuando me
tocabas.
Y aquí estoy de nuevo, sola y deseando que vuelvan a cambiar las tornas,
aunque sé que lo más inteligente es dejarlo estar y seguir mi camino sin ti por
delante, sin ti por detrás.
Etiquetas: amor pena desamor
2 Comments:
Hace tiempo que tengo tu blog entre mis favoritos. Acabo de conocer (literariamente) a Coetzee por su libro "Verano" y esto me da valor para escribirte este comentario y darme a conocer. Me llamo Salvador y comprendo cada frase que has escrito en este post.
Saludos cordiales.
Hace tiempo que tengo tu blog entre mis favoritos. Acabo de conocer (literariamente) a Coetzee por su libro "Verano" y esto me da valor para escribirte este comentario y darme a conocer. Me llamo Salvador y comprendo cada frase que has escrito en este post.
Saludos cordiales.
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